Balance del Paro Nacional en Tunja

La jornada del paro nacional que se vivió en Boyacá transcurrió en su inmensa mayoría en calma, con un altísimo porcentaje de los manifestantes que marcharon y se expresaron sin miedo y sin violencia, tal y como se había pactado entre los diferentes actores como sindicatos, movimientos sociales, estudiantiles, autoridades civiles, militares, de Policía, Defensoría del Pueblo, Procuraduría, entre otras.
Así, desde Boyacá, la propia ciudadanía dio una lección de diálogo, democracia y esperanza en medio de las voces, de algunos sectores, que exigían la utilización de la fuerza y la violencia como arma para protestar.
Como primera medida, la comunicación entre autoridades, voceros del paro y de Derechos Humanos fue constante a lo largo del día, comenzando por el Puesto de Mando Unificado (PMU), el cual se instaló desde las 6 y 30 de la mañana en la Gobernación de Boyacá, lo que permitió la solución de las diferentes circunstancias y de los escollos que se presentan siempre en este tipo de actividades. Así, se fueron superando inconvenientes, con una demostración de confianza que comenzó por parte de las autoridades militares y policivas, que, desde el primer momento, decidieron retirar las tanquetas de las vías (el Ejército); y de no hacer presencia con el Esmad en las calles (la Policía), entre tanto no se presentaran disturbios y daños a los bienes públicos y privados.
Así, por ejemplo, en varios puntos de Boyacá en el transcurso del día, se presentaron bloqueos intermitentes, algunos que superaron varias horas, sin la intervención de la fuerza pública y utilizando ante todo el diálogo (en el que estuvieron presentes la Oficina de Diálogo Social del Gobierno de Boyacá, la Defensoría del Pueblo y los propios voceros de la protesta en el departamento).
De la misma manera, los miles de manifestantes, encabezados por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y Sindimaestros marcharon en paz, sin ocultarse el rostro, realizando sus legítimas reivindicaciones y sin inconveniente alguno, demostrando civilidad y enorme compromiso por Boyacá como ejemplo de paz en el país y de que sí se puede generar diálogos constructivos, aun en medio de las diferencias.
El único lunar que se presentó, se dio terminando la tarde, cuando hizo presencia un grupo reducido de encapuchados (completamente ajenos al movimiento sindical y a los líderes de la protesta) y se empezaron a presentar desmanes y daños de bienes públicos y privados en los alrededores de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (Uptc), en Tunja, a lo que se sumó el llamado de la ciudadanía, motivo por el cual se procedió a entablar un diálogo que se intentó con varios mediadores durante un par de horas, ante el cual el pequeño grupo hizo caso omiso, razón por la cual, la Policía, cumpliendo con su deber constitucional y una instrucción del orden nacional, hizo presencia con el fin de evitar más afectaciones a la infraestructura pública y privada, y proteger la vida de los otros manifestantes, que no querían violencia, y de la ciudadanía en general.
No obstante los daños a los bienes públicos y privados ocasionados, desde el mismo Puesto de Mando Unificado (PMU), se reestableció el diálogo y, en otro acto de buena voluntad por parte del gobierno de Carlos Amaya, se facilitaron los propios buses de la Gobernación para la evacuación de quienes aún estaban al interior de la universidad, con el liderazgo de la Defensoría del Pueblo. Además, se dispuso de la Secretaría de Salud departamental para el apoyo y se contó con los organismos de socorro para las eventualidades presentadas.
“La Paz, el cambio de paradigmas, de realidades y de imaginarios, no se logra de un día para otro; pero lo de hoy en Boyacá fue una gran demostración de esperanza para el país, de que sí se pueden generar manifestaciones y paros de forma pacífica, y de que la democracia es el camino para la solución de controversias. Creo, y estoy seguro, que vamos en la dirección correcta. Avanzamos”, manifestó el gobernador de Boyacá.
En definitiva, hoy Boyacá dio una gran muestra de esperanza en este país, que, luego del Proceso de Paz, está cambiando de mentalidad y está tomando el camino de la democracia, de la no confrontación y la no violencia como mecanismos de construcción social y de lo público.
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